“Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”
Siguiendo la línea del pensador indio, el ser humano imperfecto, esto es reiterativo; razón por la que es prudente que tengamos esto en cuenta para que sea un atenuante que nos haga ser tolerantes y bondadosos con los demás y a los demás ser tolerantes con nosotros (hasta que sea encontrado el secreto para remediar esta deficiencia; creo que nunca, por lo menos en esta vida). El no tolerar a quienes nos toleran nos convierte en egoístas, el maltratar a seres nobles e indefensos nos convierte en monstruos. No solo debemos de evitar ser intolerantes con los demás seres humanos, sino con todos los seres vivos, hay que respetar la naturaleza sin abusar de su benevolencia.
Siendo juzgados por como tratamos a nuestros animales en verdad dice mucho, pues si extrapolamos muchas de las características del comportamiento animal al comportamiento de los niños y ancianos, nos daremos cuenta de la base de esta idea, debemos amar al mundo sin discriminar ni abusar.
Yo amo mi perro. El perro es un animal sinónimo de lealtad a los suyos, su comportamiento natural nos constata que son criaturas cariñosas, son tolerantes con nosotros, nos siguen amando (¿Aman? Lo creo) por lo que somos para ellos, no por nuestras acciones circunstanciales de maltrato u olvido hacia ellos. La pregunta es ¿somos tolerantes con ellos? Lástima que la respuesta para la generalidad de los casos sea No. Algunas personas ven a otras como perros o como cualquier animal, sea por la causa que sea, y por eso estos son invisibles para ellos.
Todos merecemos ser amados, todos tenemos valores que nos hacen ser humanos.
¡Hasta pronto!
