Me acordaba esta mañana de un episodio del "Chapulín Colorado", era un viaje del anti-héroe hacia China. Allí se veía a una joven china caminando con saltitos y pasos cortos. Me dió risa acordarme de eso y me puse a investigar de los pies pequeños en la cultura China. A primera vista conocía que eran símbolo de belleza estética, pero hay algo más.
Dice una leyenda que en el siglo X, el emperador Li Yu ordenó a su concubina favorita vendarse los pies con cintas de seda y bailar sobre una plataforma que tenía esculpida una flor de loto, símbolo con una clara alusión poética a los placeres sensoriales.
Otra leyenda común dice que la primera mujer que se amarró los pies fue una cortesana llamada Yao Niang, de la dinastía Tang posterior (923-936). Sin embargo, los expertos dicen que estas prácticas se remontan a la dinastía Sung, o incluso a una época más temprana. Incluso así, la práctica no era universal en esos días; algunos intelectuales hasta dudan que haya sido una costumbre común en la dinastía Ming. Muchos asumen que la costumbre floreció en este período. .
Entre más pequeña era una niña, más fácil era vendarle los pies. Por otra parte, una niña a la que se le vendaban los pies a una edad muy temprana quizás no podría caminar cuando fuese mayor, o no aguantaría el dolor de la práctica. Generalmente, las niñas de entre cuatro y ocho años eran las mejores candidatas.
Es naturalmente doloroso interrumpir el desarrollo de cualquier parte del cuerpo, y se necesitaban entre cuatro o cinco años para que el dolor del proceso empezara a desaparecer. Una mujer con los pies vendados tenía que dejárselos así toda su vida para evitar que crecieran. Sin embargo, había veces en que los pies podían desatarse, como cuando tenían que ser lavados.
Se desconoce todavía el origen exacto del vendaje de los pies en China pero, más o menos verídica la leyenda, se sabe que las primeras que empezaron a vendar sus pies fueron las bailarinas de palacio en el siglo X, con el objetivo de realzar la gracia de sus movimientos. De la corte se extendió a las clases altas y en el siglo XVI se popularizó por todo el territorio chino y en todas las clases sociales como respuesta al intento de la Dinastía Manchú de prohibirlo.
Con el paso del tiempo, el significado se volvió absolutamente opuesto -de realzar la gracia de los movimientos a restringirlos-, adaptándose a los valores femeninos defendidos por Confucio: la vida doméstica, la virtud, la maternidad y el trabajo manual.
A pesar del cambio de significado, la sensualidad inicial, lejos de perderse se acentuó y el pié de loto era considerado la parte más erótica del cuerpo de la mujer. Sin embargo, para que los pies se convirtiesen en loto dorado, obra de arte y objeto de deseo; debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos.
Dice un dicho chino, "Un cara bonita, es un regalo del cielo, un par de pies bonitos es trabajo mío". Y ese duro trabajo empezaba a la edad de cinco o seis años, de las manos de las madres, siempre que éstas pudiesen permitirse mantener a la hija sin trabajar fuera de casa.
El vendaje de los pies, el símbolo más característico de la identidad femenina en la China tradicional, fue prohibido en 1911 y duramente perseguido por el gobierno comunista. Sin embargo, el motivo principal de su desaparición fue un nuevo cambio de significado, propiciado por la influencia extranjera en el siglo XIX.
Empezó a atacarse la costumbre de vendar los pies como algo insano y bárbaro y como obstáculo para la modernización del país. Las mujeres de las regiones costeras, identificándose con las posturas europeas, rechazaron pronto continuar la tradición con sus hijas y poco a poco, el significado negativo de esta práctica fue pentrando también en el interior de China, donde en 1957 se vendaron por última vez los pies de una china.
Se ponía fin entonces a una tradición de mil años de antigüedad muy paradójica: la deformación de los pies llegó a convertirse en el símbolo máximo de belleza y erotismo y el dolor diurno quedó justificado por las posibilidades de placer nocturno.
La belleza es relativa, confirmado una vez más.
Hasta pronto!