La inteligencia artificial (IA) está cambiando cómo trabajamos, haciéndonos la vida menos complicada; no necesariamente está quitando el valor del esfuerzo humano. Con la IA, las tareas que antes nos tomaban horas ahora se pueden hacer en minutos.
Esto no significa que ya no tengamos que trabajar duro. En realidad, nos da la oportunidad de concentrarnos en lo que mejor hacemos: pensar, crear, relacionarnos (hasta procrastinar).
Partiendo de esta realidad, el trabajo duro ahora se trata de usar nuestra inteligencia para resolver problemas nuevos, de ser creativos y de trabajar juntos para hacer cosas grandes. La IA es una herramienta que nos ayuda, pero al final del día, somos nosotros quienes hacemos la diferencia con nuestro esfuerzo y dedicación.
Hemos vuelto a la época en que Newton inventó nuevas matemáticas para resolver otros problemas.
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