A fines del siglo dieciocho, la teoría de la evolución rondaba lentamente la atmósfera de los naturalistas, pero lo que le otorgó a Charles Darwin el crédito de descubrir la selección natural fue la publicación, el 24 de noviembre de 1859, de El origen de las especies. Esta edición se agotó el día de aparición y, con las subsiguientes, fueron seis publicaciones en total las que se editaron en vida de Darwin. Fue el resultado de un exhaustivo y profundo trabajo de observación e investigación que Darwin comenzó desde muy joven, cuando se dedicó a estudiar historia natural y reanudó sus colecciones de minerales e insectos, que había comenzado en la escuela. Sin embargo, lo que realmente consagró los años de estudio y reflexión fue su labor como naturalista en la expedición alrededor del mundo, a bordo de su nave, el Beagle.
Este libro fue el primer relato convincente y claro acerca de la teoría de la evolución y de la selección natural. La obra de Darwin estaba narrada en un lenguaje llano, digerible a cualquier lector. En ella fue capaz de explicar en forma simple que las especies cambiaban como resultado de una necesidad nueva; que la lucha por la supervivencia eliminaba las variaciones desfavorables y sobrevivían las más aptas; que el número de individuos de cada especie permanecía más o menos constante; y explicó, por medio de descripciones minuciosas, cómo variaban en todos los aspectos las distintas especies según el entorno.
En la antigüedad se le veía como la reencarnación del diablo, ahora muchos lo vemos como creacionismo evolutivo, un concepto más tranquilizante.
En este sitio hay una digitalización de las obras de Darwin.
¡Hasta pronto!
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